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Diario de la accidentada epopeya de recorrer sudamérica. De como se frustró y otras desventuras

Capítulo V De nuestro paso por Santiago, de como nos instalamos en Reñaca, de mis cavilaciones existenciales y de la trascendente decisión que adoptamos en dicho lugar Mi diario tenía sus idas y vueltas y yo escribía cuando me inspiraba así que continué relatando la estadía en Santiago cuando ya estábamos cómodamente instalados en un camping de Reñaca, en Viña del Mar: "Voy a hacer un resumen porque voy bastante atrasado. En Santiago la pasé bastante bien el primer día cuando empezamos a ver la gente, a descubrir las cosas de la ciudad y a comprar diarios y revistas. Terminamos el día en el Cerro Santa Lucía de donde se ve todo Santiago (…) En el Hotel nos dejaron quedar pero nos pasaron a unas piezas en el piso de arriba. Allí estuvimos más cómodos pero nos subieron la pieza a $ 200." El Hotel Serrano, como su nombre lo indicaba quedaba en la calle Serrano numero 235, era un hotel para parejas, bastante modesto, pero al menos tenia sábanas limpias y ag

Diario de la accidentada epopeya de recorrer sudamérica. De como se frustró y otras desventuras

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Capítulo IV De nuestra lamentable y poco gloriosa entrada en el país trasandino, de como nos curraron y como nos alojamos en un hotel parejero Y la luz se hizo. Que sensación de alivio experimentamos cuando transpusimos la boca del túnel y vimos seres vivos que nos hacian señas de que avanzáramos. Nos golpeó el imponente paisaje de la cordillera chilena - como si semejante arquitectura natural pudiera tener nacionalidad - y terminó de sacudir los últimos vestigios de sombras remolonas que todavía se negaban a abandonarnos. Como el 404 había sorteado exitosamente la prueba del túnel, para no tentar al destino, seguimos rápidamente, sin detenernos, hasta la aduana. En esos años Chile había puesto en práctica una politica agroalimentaria que perseguía la calidad de sus productos que se exportaban y ganaban mercados en el marco de la apertura económica del gobierno de Pinochet. Por esta razón se controlaba estrictamente el ingreso de alimentos, ya sean crudos o cocidos: quesos, fiam

Cuando la suerte que es grela...

Nunca, pero nunca, tuve suerte. Claro que me refiero a obtener algún premio en sorteos o juegos de azar, ya que en la vida debo reconocer que he sido y soy afortunado. Ni siquiera en las kermeses de barrio, ni en las fiestas vecinales de los días del niño adonde me llevaba mi padre y de donde volvía frustrado cuando los otros se llevaban los autitos, pelotas de fútbol o la bicicleta que era el premio mayor. Ni las rifas del cole, ni las del club y después, siendo mayor, ni las del sindicato, ni la quiniela, quini, toto, raspaditas varias, máquinas tragamonedas, bingo, etc. Nada de nada. Cuando recién había entrado a trabajar en la imprenta municipal y el sueldo era pobre, volví a tener esperanza en un golpe de suerte. Es sabido que en las administraciones públicas abundan los vendedores de cualquier cosa y también de rifas. Entonces se me dio por comprar de esas rifas que empiezan con sorteos "espera", después los mensuales hasta llegar al final donde al ganador se lleva auto

Cuando el dos por cuatro me llama por ahi me inspiro y algo sale

Quiero seguir la farra tango Cuando me lleve la parca no quiero llanto ni flores ni que me brinden honores amigos de circunstancias. Que no me venga con velas ñatos de la funeraria ni urnas estrafalarias para poder figurar. Quiero que los gomías y las minas que he querido se acuerden de lo vivido de pesares y alegrías de los triunfos y fracasos de aquellas risas y llantos de que viví con pasión de que entregué el corazón de cómo he querido tanto. Quiero que pelen la viola que se arme una buena farra y al compás de las guitarras chupen y canten por mí. Que se arme un flor de bailongo que florezca la alegría y que toda esa energía me entre en el corazón. Y yo te aseguro hermano que así la guadaña esquivo y con el primer descuido me le pianto del cajón. Letra: Alberto Hernández Música: vacante

Diario de la accidentada epopeya de recorrer Sudamerica. De como se frustró y otras desventuras

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CAPÍTULO III De la breve y placentera estadía en Mendoza, las pícaras andanzas de un curita y de como nos tragó la montaña en medio de la tensa situación de guerra.- ¡Qué linda es Mendoza! Sus calles arboladas y limpias. Sus acequias cantarinas. Sus plátanos y alamedas. El aire liviano y aromático. Escuetamente decia en mi diario: " me gustaría quedarme por lo menos dos dias en Mendoza; me gustó mucho lo poco que vi. Me gustaría vivir aquí. El clima me haría muy bien (todavía me quedaban secuelas de mi pasado asmático) .....pero es imposible" (otra vez el determinismo, el peso de las estructuras mentales, la convicción de tener una misión histórica, etc, etc,....¡casi no me reconozco en aquel muchacho treintañero!). El curita era alto y buen mozo y la sotana negra - que llevaba siempre - le daba un aspecto mas espigado y elegante. Salió a recibirnos en la puerta de la parroquia y en seguida nos hizo sentir como en nuestra propia casa. Ya era entrada la noc

Diario de la accidentada epopeya de recorrer Sudamérica. De como se frustró y otras adversidades

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CAPÍTULO II De como llegamos milagrosamente a Mendoza y del proceso de metamorfosis de Juan en una molotov humana .- La tenebrosa noche de película nos acompañó en todo el trayecto hasta el dique Piedras Moras a 100 km de nuestra punto de partida por la ruta 36. En medio de la negrura de la noche e iluminado por la luz mortecina de las balizas de aceite quemado alcanzamos a distinguir, entre batida y batida del limpiaparabrisas, el cartel que indicaba el desvío. Al girar a la derecha, saliéndonos de la ruta 36, nos adentramos por un camino de tierra recientemente abierto y todo indicaba que nos conduciría hacia el terraplen del dique. El desvío era una huella, despareja, poceada y cubierta de un barrito chirle formado por tantos días de lluvia. Las llamas mortecinas de las balizas dibujaban sombras que en su danza frenética creaba un clima fantasmagórico en medio de la negrura de esa noche pasada por agua. El 404 se zangoloteaba y patinaba mientras avanzaba lentamente hacia la

Diario de la accidentada epopeya de recorrer Sudamérica. De como se frustró y otras desventuras.

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CAPÍTULO I De los preparativos, de como todo empezó mal y de las señales que anunciaban las desventuras posteriores.- --> Yo estaba sin trabajo y para muchos de nosotros, sin profesión, era dificil conseguirlo en plena dictadura. Los militantes que no fuimos desaparecidos, presos o exiliados estábamos escondidos bajo las piedras, a veces con nombres falsos, cambiando frecuentemente el aspecto y exhibiéndonos lo menos posible. En el momento en que comienza esta historia recién me había casado. Marta, mi compañera, afortunadamente tenia un trabajo decente y yo enseñaba geometria descriptiva para alumnos de Ingenieria Civil. Pero no tenia nada más que uno, así que me sobraba el tiempo para pensar o hacer otra cosa. Otros como yo, estaban tambien desempleados. Uno de ellos vino a proponerme un buen golpe para hacernos fácilmente de abundante dinero. Afortunadamente para mí y para él - que con el tiempo se recibió de abogado - aparecio Juan con s

De los cerros de Mérida......

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....a UTOPICON, todo el arte de mi amiga Maricarmen. "Dialogo del amor" No dejes de ver sus obras: http://www.artelista.com/autor/6806255847510573-araquearaque.html

Amor a la carta

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El estaba loco por ella y la persiguió hasta que logró arrancarle una cita. El también le gustó a ella y salieron juntos varias veces sin que hubiera entre ellos más que un beso en la mejilla o el llevarse del brazo. Ella formal y conservadora se tomaba su tiempo, no toleraba que el fuera separado y se lo dijo varias veces: " mi familia no lo consentirá " . El final anunciado de esa relación llegó con esta carta: "Carta a un ex futuro amor" "Querida G.....: Anoche sentí un inmenso alivio. Sentí el placer de una profunda calma que me fue invadiendo, al mismo ritmo con que iba madurando mi decisión Anoche decidí renunciar a tu futuro amor; elegí el camino que me separa de tus posibles besos, de tus caricias inexistentes, de tu afecto no conquistado…. Ya nada volverá a ser como antes entre nosotros dos… No nos besaremos entre las sombras cómplices del paseo, como nunca antes lo hicimos; no entrelazaremos las manos caminando en el parqu

PENELOPE

Colaboraciones Por I.B. Sus abuelos se habían conocido en un pueblito de Génova cuando apenas tenían seis o siete años, pero el amor nació en el barrio de Barracas, en la ciudad de Buenos Aires, veinte años después. Siempre contaban a sus nietas la historia de sus juegos de niños en el "torrente". Fue un amor casi perfecto, o por lo menos eso había quedado grabado en su memoria. La historia de sus padres fue más increíble aún, casi me atrevería a decir que fue sacada de la mejor comedia romántica de Hollywood. Y fueron felices para siempre. ¿Por qué, en cambio, su historia tenía que ser tan común? Noviazgo, matrimonio, hijos, divorcio, soledad... ¿Dónde esta la magia? ¿Y ese amor que vence a la muerte? ¿Y ese hombre que solo ve a través de sus ojos? No es real... sólo está en sus sueños... y cuanto más lo espera más sola se queda...Me atrevo a decir que espera lo que nunca llegará. Que no ve. Que no escucha. Que no siente...Me atrevo a decir que nunc

El paredon

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Los Niños Rata de la tierra del Genghis Khan -¡Orden en la sala! - gritó el magistrado enfundado en su negra y larga toga, mientras martillaba con energía su pupitre -¡Orden en la sala! -volvió a repetir. -Que tomen su lugar los acusados.....señor fiscal.....señor defensor......- y prosiguió - damos inicio a la jornada final del juicio seguido contra los políticos , la mafia capitalista, los ciudadanos indiferentes y frívolos de Ulan Bator y por supuesto contra el amo imperial que mete su nariz en todos lados - y haciendo una seña con su mano derecha al fiscal, lo invitó a iniciar su alegato acusatorio. El fiscal, un hombre alto y joven, se levantó como un resorte y enarcando las cejas comenzó a hablar con enjundia y gesticulando enérgicamente : - Sr. Juez, a lo largo de estas agotadoras jornadas, se ha ido desmenuzando y desentrañando la sórdida y criminal actitud de los acusados. Al ir despojando a estos niños, hoy llamados "niños-rata", primero de un sistema que