El fiscal debe morir
(policial negro o negrísimo)
-Fiscal
tiene que volver urgente al país, no importa donde se encuentre ni
que cosa esté usted haciendo.
El
fiscal, esperaba ese llamado, lo intuía, sabía que no iba a poder
concluir sus vacaciones con su hija a pesar de todas la promesas que
le había hecho.
-Vuelva
ya- le había dicho el hombre del poder.
En
instantes se comunicó con su ex- esposa y le explicó que lo que
temía estaba sucediendo; que debía pasar a buscar su hija por el
aeropuerto, que iba a estar bien, que ya había hablado con ella, que
se lo había explicado, que iba a estar tranquila, que no demore
porque volvía a Buenos Aires en el siguiente avión.
Al
salir de la sala de arribos de Ezeiza vio a los hombres que lo
esperaban, uno de ellos era el conocido hombre del medio hegemónico
que lo había llamado; a los otros dos no los conocía.
Subieron
al auto que los esperaba y partieron hacia un destino en la zona
norte de la Capital. Cruzaron todos juntos el amplio palier del
suntuoso edificio, sin que hubiera nadie que registrara su paso. El
departamento estaba en uno de los pisos altos y el amplio ventanal y
su balcón daban a la ruidosa avenida. Los hombres se acomodaron en
los vistosos y mullidos sillones. Uno de ellos que parecía ser el
que hacía las veces de anfitrión, trajo unos vasos y ofreció unos
tragos.
-Agua
fresca- dijo el fiscal
El
conocido hombre del poder presentó a sus acompañantes como agentes
del MOSAD el uno y de la CIA el otro y sugirió, dirigiéndose al
fiscal, ponerse cómodos porque la conversación iba a llevar varias
horas.
-Llegó
el momento fiscal. - sentenció el hombre del MOSAD en perfecto
porteño - Todos estos años hemos venido preparando las condiciones
para este golpe. Para este mazazo que daremos a este gobierno que
cada vez es más enemigo nuestro. Antisemita, anti norteamericano,
aliados de los terroristas que amenazan el mundo libre....Llegó el
momento. Los acontecimientos de París, nos dicen que es el momento
de actuar. El gobierno ya movió sus piezas, dejando fuera de juego a
nuestro hombre de la SIDE, no hay más tiempo. Tiraremos la bomba.
Revise esa carpeta que hemos preparado, son trescientas y pico de
fojas, léalas con detenimiento. Allí está lo más sustancioso de
las conversaciones secretas del gobierno con los terroristas y las
pruebas del plan criminal montado para encubrirlos. Un gran trabajo
de nuestro hombre. Sírvase algo, tenemos toda la noche.
Pasaron
las horas, tímidos rayos de luz empezaron a filtrarse por las
rendijas de las persianas, montañas de colillas de cigarrillos
desbordaban el enorme cenicero de cristal. Sin haberse movido de su
sitio el fiscal leía y meneaba la cabeza. Dos de los hombres se
paseaban en silencio, fumando nerviosos. El que había sido
presentado como de la CIA dormitaba en un gran sillón y cada tanto
se sobresaltaba, Quedaba poco para finalizar el escrito.
-Esto
no va- Dijo con voz cansada el fiscal. Es inconsistente. No hay
pruebas contundentes para sostener semejante acusación. Lo de las
alertas rojas puede ser rápidamente desbaratado, al igual que los
acuerdos comerciales. No puedo hacer esta presentación sin tirar por
la borda mi reputación y mi carrera.
-Escúcheme
bien fiscal- levantó la voz el hombre local del MOSAD - Acá hay
cosas en juego donde su carrera y su prestigio importan menos que el
pronóstico del tiempo. Llevamos muchos años, sosteniendo el
atentado a la mutual como uno de los íconos, como una causa que
apuntale la política de cacería de los terroristas y el control
sobre medio oriente, por eso hemos ido desviando todas las pistas que
apuntaban a encontrar los culpables locales. Usted lo sabe bien,
porque hasta ahora ha cumplido con lo suyo, y hoy ni siquiera se ha
procesado a quienes encubrieron, destruyeron pruebas y nos fueron
funcionales desde el comienzo de esta historia. Este gobierno fue el
que más hizo por hacer fracasar nuestro plan. Se ha puesto a la
cabeza de la cruzada contra el orden occidental, contra nuestros
intereses económicos y geopolíticos. Apoyan a los palestinos, se
alían con Rusia y China y ni hablar de la entente que han armado con
todo el zurdaje latinoamericano. Entiende!!! Qué carajo importan su
prestigio frente a la posibilidad de meterle un torpedo letal bajo la
linea de flotación del gobierno. Ni su vida vale nada.
Que
está diciendo, no comprendo- balbuceó el fiscal
-Está
diciendo que no tiene opción – Esta vez habló con voz pausada y
marcando cada palabra, el hombre de poder del multimedio- usted va a
presentar esta denuncia, sin decirle nada al juez de la causa, y lo
demás lo hacemos nosotros. Ya lo decía el genial Natalio Botana :
la realidad es la que contamos en las páginas de nuestro diario lo
demás no existe. ¿Qué puede pasar? Que el proceso lleve meses,
tanto hasta llegar a las elecciones, nosotros seguimos calentando el
ambiente y confundiendo a la gente y con suerte esta bomba produce
una reacción popular que se lleva a la mierda a este gobierno.
Siempre va a quedar la duda y usted tiene garantizada nuestra defensa
y su prestigio de hombre valiente y serio profesional.
Dos
días después el fiscal presentó la denuncia de trescientos y pico
de fojas, contra la presidente, su canciller y otros funcionarios,
por encubrimiento y protección de los imputados iraníes en la causa
de la acción terrorista contra la mutual judía. Previamente ya
habían trascendido los principales detalles y la bomba estallaba:
nada menos que la presidente del país y su canciller pasaban a ser
los principales criminales. Las redes sociales bramaron y el odio
volvió a corporizarse en buena parte del cuerpo social.
Como
era de esperar, el mundillo político se alborotó, la oposición
empezó a reclamar respuestas al gobierno que, pasado el primer
momento de sorpresa, reaccionó informando todo lo hecho en favor de
la causa. Poco faltó para que se acordara día y hora para que el
fiscal comparezca ante el parlamento.
El
fiscal saludó a todos y entrada ya la noche de un día muy agitado,
de mucha exposición ante los medios, salió de su oficina pensando
que tenía un intenso fin de semana donde debía afinar los
argumentos para responder las filosas preguntas que le harían en el
parlamento y que podían desnudar la endeblez de la demanda.
Al
salir se encontró con su asesor que le entregó un pequeño
envoltorio.
-Tome
fiscal, lo va a necesitar-
-¿De
que se trata?-
-Es
una pistola calibre 22, para su seguridad-
-Le
agradezco el gesto pero no la necesito, tengo suficiente seguridad en
mi domicilio, estaré bien.
-Llévela,
me encomendó nuestro hombre que no deje de dársela, no me
comprometa
El
fiscal, entendió y guardó el arma en un bolsillo de su saco.
Ya
en su departamento, se desplomó en un sillón y sumergió la cabeza
entre sus manos. Tenía la mente en blanco. Un minuto después se
dirigió al balcón y aspiró con fuerza el aire que venía
impregnado con la humedad y el olor del río. Estuvo un rato
escudriñando cada rincón de la rica zona residencial, tratando de
adivinar que historia habría detrás de cada ventana iluminada. En
un momento interrumpió su letargo y se dirigió al baño donde se
dio una reconfortante ducha, dejando deslizar el agua mansamente por
su cuerpo durante varios minutos. Allí le asaltó la imagen de su
hija y sus ojos tristes en ese aeropuerto. ¿Estará bien? La tengo
que hablar. La mente giró luego hacia el trabajo que tenía que
hacer. Primero voy a ordenar todo, me desharé de las cosas
domésticas así me dedico a trabajar sin interrupciones. Tengo
comida en el freezer. Y sonrió pensando que un tipo de su prestigio
y trascendencia pública, también tenía que ocuparse de esas cosas
y más desde que se había separado.
Se
vistió con una robe vistosa y cómoda y se tendió en la cama
encendiendo automáticamente el televisor. No tenía hambre. Se
sentía atosigado de tantos sánguches de miga que había ingerido
durante el día. Puso el despertador a las seis. Se tomó un
ansiolítico y en pocos minutos lo ganó el sueño.
El
despertador sonó implacable. Rápidamente el fiscal se vistió, se
aseó y preparó un café fuerte, un jugo de naranja y unas tostadas.
Miró el voluminoso escrito, despejó la mesa, buscó marcadores
suficientes para señalar los aspectos fundamentales y se dispuso el
empezar el trabajo. Como impulsado por un resorte, se levantó y se
dirigió al freezer y luego a la heladera “antes de empezar
resuelvo las cuestiones domésticas”, pensó. Verificó que
estuviera resuelto el problema de la comida del fin de semana, hizo
un repaso de las cosas que faltaban para la semana siguiente y anotó
con letra prolija la lista del pedido que tenía que hacer la
empleada. Siempre se lo dejaba sobre la mesa, junto al dinero. Cuando
verificó que todo estaba listo volvió a sentarse. Allí comenzó a
trabajar, casi sin levantar la cabeza, solo interrumpido por el
repaso de las noticias en los portales de internet y las llamadas
que realizó y que recibió.
Pasaron
muchas horas, muchos párrafos subrayados, muchas tazas de café.
Pasó el mediodía casi sin probar bocado. El ceño fruncido denotaba
preocupación y el nerviosismo lo llevaba a tamborilear
permanentemente con sus dedos sobre la mesa. Se levantó y llamó a
su hija a la que volvió a pedirle disculpas y , sin mucha
convicción, que se quedara tranquila. Que la quería mucho. Que
pronto se iban a ver para retomar las vacaciones suspendidas. Llamó
a su madre cumpliendo con una rutina de todos los fines de semana
para ver como estaba, si necesitaba algo. Nada querido todo bien.
Cariños vieja. Cuando esto termine paso a verte. Amagó sentarse
cuando recibió la llamada de la diputada. ¿Cómo está todo
fiscal?. Aquí, trabajando en la presentación, no está nada fácil.
Nosotros estamos preparando todo para que usted pueda exponer
tranquilo, no se preocupe. En realidad sí me preocupo, hay preguntas
del oficialismo que van a ser difíciles de responder, pero estoy
estudiando todo a conciencia. Ahí voy a estar. Eso esperamos todos,
va a ser un día clave, que va a marcar un antes y un después.
Espero que sea así y pueda aportar a cambiar las cosas en esta
Argentina. Lo dejo trabajar fiscal, nos vemos el lunes. Nos vemos
diputada.
Volvió
nuevamente a sumergirse en su trabajo, aunque no podía sacarse de la
cabeza que muchos de los argumentos que sustentaban la denuncia, ya
estaban siendo desbaratados por el propio juez de la causa, por
funcionarios del gobierno y por la propia INTERPOL y ni hablar de las
organizaciones de familiares de la mutual, con los que se había
reunido cientos de veces y que lo descalificaban por su labor en las
investigaciones.
Estuvo
un par de horas más leyendo y cavilando, envió un whatsapp a un
amigo con una foto y se levantó buscando el celular. Ya empezaba a
ocultarse el sol.
-Hola,
habla el fiscal-
-Como
está amigo – contestó el hombre que había sido de los servicios
-Cómo
quiere que esté, tengo que exponer el lunes y le doy vueltas y
vueltas a la documentación que me prepararon y no encuentro ninguna
prueba sólida que sustente la denuncia. Ya sé que los supuestos
agentes que aparecen, no lo son. Son truchos, ya los conozco, uno ha
sido denunciado por tráfico de influencias. Ninguno de los supuestos
términos del acuerdo con los iraníes se cumplió. Es todo pescado
podrido.
-Bueno,
es parte de nuestro trabajo, fiscal-
-No
me joda, que no estoy de humor-
- Es
lo que teníamos para armar este estofado. Por otra parte usted sabe
que recibo órdenes. Me ordenaron preparar eso con lo que teníamos.
Decidieron que era el momento.
-Yo
le digo que lo estoy pensando y no se si me voy a presentar en la
cámara. Voy a pasar un papelón, no tengo como defenderme y va a
quedar la maniobra en evidencia, sobre todo si el debate es público.
-No
haga eso, no puede hacerlo. usted es capaz. Va a salir airoso.
-No
sé, tengo un día más de trabajo, mañana lo pensaré bien. Hasta
luego.
-Hasta
luego y cuídese fiscal.
No
volvió sobre sus papeles. Se clavó en el sillón y depositó la
mirada fijamente sobre un punto de la pared. Es raro, no había visto
esa pequeña mancha de humedad. No hay cañerías por ahí ¿qué
podría ser? Repasó los adornos del aparador de cedro y los retratos
familiares colgados en escalera. Y se levantó para aspirar el aire
húmedo del río. Allí se quedó mirando sin mirar, la actividad de
los innumerables paseantes que a esa hora le daban movimiento a
Puerto Madero, entrando y saliendo de los bares y restoranes de la
zona.
Pensaba
que estaba en un atolladero. Alguna vez había imaginado que el
momento iba a llegar, aunque siempre se creyó capaz de salir de
cualquier situación. Tenía una autoestima alta, aunque en ese
momento hubiera preferido estar de vacaciones con su hija. Esperaba,
como los boxeadores, que desde el rincón alguien le tirara una
toalla.
Pasaron
un par de horas, cuando lo sobresaltó el timbre de la puerta del
departamento. No esperaba a nadie. Generalmente la seguridad lo
alertaba sobre las visitas. Miró por la mirilla y vio al agente del
MOSAD que aparentemente estaba solo. Le franqueó la entrada
sorprendido pero resignado.
-Hola
fiscal
-Hola,
¿como hizo para entrar?
-Es
nuestra especialidad. Algún disfraz, alguna información sobre sus
vecinos y aquí estamos.
-Qué
quiere?
-Nos
comentó nuestro hombre que quiere abandonarnos
-Solo
le dije que estaba trabajando y que no encuentro argumentos sólidos
para no pasar vergüenza en la cámara-
-Mire
vayamos a los bifes. Acá se trata de liquidar al gobierno con una
bomba. No podemos fallar. Ya hicimos una parte. Ahora hay que
convencer a la oposición de que es pertinente el juicio político.
Tenemos que levantar a la gente que tiene que pedir la cabeza de la
presidenta. Este es el momento. Y de una forma o de otra no vamos a
dejarlo pasar.
-No
veo que se pueda salir bien parado del congreso.
Se
hizo un prolongado silencio. Los hombres se desplomaron en los
sillones y fijaron la mirada en algún lugar del piso.
-Fiscal
debo comunicarle que como están las cosas deberemos ir al plan B.
Nuestro hombre confirmó los temores previos-
El
fiscal levantó la cabeza y lo miró fijamente.
-¿Plan
B? ¿a qué se refiere?
-Bueno,
usted sabía que se podría llegar a esto. Siempre supo lo que
arriesgaba y lo que estaba en juego. Y no podemos tolerar un fracaso.
El
fiscal bajó nuevamente la cabeza como comprendiendo lo que se
venía. Cuando levantó la vista, tenía los ojos rojos y húmedos.
-¿Qué
debo hacer?
-Para
eso le proporcionamos la pistola. Es buena, silenciosa y efectiva.
-¿No
tengo chances?
-No.
O lo hace usted o lo hacemos nosotros. Si lo tenemos que hacer
nosotros vamos a tener que cubrirnos y tal vez con alguno más de su
familia también por una cuestión de coartada ¿me entiende?. Por
otra parte es un procedimiento sucio. Siempre quedan rastros. Se nos
complica hacerlo antes del lunes, pero si hay que hacerlo....
-Con
mi familia no!!! ni se les ocurra!!! Gritó desencajado el fiscal -
No pueden ser tan hijos de puta. Yo siempre estuve coordinando y
colaborando con ustedes. No puede ser. Esto no puede
ser...-balbuceaba.
-Hasta
aquí su trabajo fue importante. Ahora y visto como se están dando
los hechos lo único que nos sirve es....¿como decirlo?.... Su
desaparición física. Su suerte está echada. Y ya no tengo más
tiempo, tengo que comunicar que usted va a cumplir con su deber.
Adiós fiscal, haga bien las cosas, mañana por la mañana lo llamará
su madre y espero que no conteste.
La
puerta se cerró detrás del mensajero de la muerte. El fiscal se
tiró sobre el sillón y se cubrió la cara con las manos. Su cabeza
era un amasijo de imágenes y sensaciones. Le dolía. Sus sienes
latían ferozmente al igual que su corazón que amenazaba con
aturdirlo. Quiso levantarse pero no tuvo fuerzas. Ahí quedó por
horas. El tiempo era un río viscoso que corría pesadamente y se le
metía por los ojos, las orejas y salía por su boca deslizándose hasta
sus pies. Pronto sintió que estaba fuera de su cuerpo, que se
elevaba y miraba con lástima ese organismo vencido. Un paño blanco
planeó lentamente hasta depositarse en el piso. “Alguien tiró la
toalla”, pensó el fiscal.
Buscó
la pistola que aun tenía en el bolsillo del saco y se dirigió al
baño. Se miró al espejo y vio que había envejecido años. Se lavó
la cara transpirada, se pasó rápidamente un peine por sus cabellos
y por última vez sonrió.
El
disparo fue certero y silencioso. Era una buena pistola, tal como le
habían dicho.
La
noticia causó conmoción. El hombre de poder y los agentes salieron
al balcón del departamento de la zona norte a ver como la multitud
ganaba las calles mostrando su odio contra el gobierno, su
indignación por tan espantoso asesinato, contra la corrupción y la
dictadura. Una amplia sonrisa llenó sus rostros mientras brindaban.
-
Señores, la bomba finamente explotó- celebró el hombre de poder o
lo que es lo mismo del multimedio - Las esquirlas caerán para todos
lados pero principalmente para el oficialismo. Las dudas y la
impunidad finalmente serán nuestra mejor arma. Nos encargaremos de
que la realidad se ajuste a la frondosa imaginación de nuestros
periodistas, fotógrafos, dibujantes, publicistas y camarógrafos y
que llene las cabecitas de este pueblo que quiere un país serio.
Levanten sus burbujeantes copas, ¡Au revoir le populisme!
Alberto
Hernández
Comentarios
Adolfo del Valle.
Lo felicito Alberto, es grandioso su relato, atrapante a pesar que me sabia el final. slds
genial!
un abrazo
José Oliva
El relato está muy bueno para mí. Aunque debo decirte que aunque lo escribiste vos, en cierta forma ya estaba escrito en la cabeza de aquellos que nos consideramos gente de bien y queremos que la historia no se detenga. Vamos por más.
No se, tal vez fue así como lo describes, es muy posible por como venía la mano.
Me cuesta creer que haya gente que se suicide porque le inducen.....Le inducen???...o son sujetos proclives al suicidio???...con personalidades suicidas???...
Creo que hay de todo un poco, no?
La gente que se suicida no vuelve para contarnos qué fue lo que realmente los llevó a tan drástica determinación, la más perversa de todas que es la de quitarse la vida.
No podemos conjeturar, pero si desde la psicopatología que no todas los sujetos son proclives al suicidio, son proclives al suicidio solo aquellos que tienen una estructura suicida y esto no significa que la persona esté o no deprimida.
Es muy bueno tu artículo, de hecho ya lo he compartido en varios lugares de lad redes sociales, pero no me lo imagino así como tu lo describes que me parece estar viendo la escena. Me lo imagino de otra forma, nada muy distinto, pero que si se vio enredado en su propia maraña, maraña a nivel mental me refiero.
Nisman pactó con Dios y con el Diablo y, presa de sus propios actos y acciones, ( que muchos no tienen, o no tenían nada que ver con esto, historias de vida pasadas y.....vaya a saber cuales, es que le hicieron tomar tamaña resolución, la excusa genial para terminar con su calvario, o no, como diríamos los que nos creemos entender algo por medio de la ciencia psicológica: un sujeto con componentes suicida lo va a hacer con o sin el Mossad o la Cía.
Favaloro, por ejemplo: no fueron ni Menem ni De la Rúa que apretaron el gatillo, fue el solo, producto de sus propios traumas ( demonios), los demás fueron la excusa.
Tema largo para conversarlo tranquilamente.
Si coincido contigo en que estaba muy presionado, mucho por el mismo que quiso una popularidad o vaya a saber que cosa a nivel personal y no se le dio como pensaba y como lo había planificado.
Ni Ágata Cristhi lo podría haber relatado mejor...
Me encantó!!!...
Lo único bueno que he leído al respecto.
Abrazo gigante desce el Mediterráneo....Sil
Saludos