Cuba, la mejor democracia del mundo

El domingo pasado hubo elecciones en Cuba. Votaron 8,6 millones de cubanos, es decir alrededor del 95 % de los cubanos en condiciones de votar, sin tener obligación, para designar a 614 diputados que integrarán la Asamblea Nacional, de donde va a salir el presidente del Concejo de Estado que es el órgano ejecutivo de gobierno de Cuba. Estas elecciones se repiten con casi idéntica participación desde 1976 a la fecha para desmentir a todos aquellos que hablan de la "dictadura cubana" o de que en la isla no hay democracia.
Todos los críticos de la revolución cubana o del socialismo - hago la salvedad de que hay que diferenciar entre las distintas experiencias que hay o hubo en el mundo - se llenan la boca pregonando las bondades de las llamadas "democracias occidentales" y que funcionan sobre la base de la alternancia de los partidos y exigen que Cuba haga lo mismo para integrarlo al concierto de las naciones democráticas.
Se critica a Cuba porque no se permite la existencia de otros partidos políticos, lo que supuestamente garantizaría que el ciudadano se pueda expresar en libertad y pueda elegir a quien represente sus ideas o sus intereses. No hay nada más hipócrita y falso que ese planteo.
En realidad cuando los apologistas de las "democracias occidentales" hablan de democracia y por eso critican a Cuba, esconden sus verdaderos motivos. Le apuntan al sistema electoral por el cual el pueblo elige a sus representantes y su gobierno, pero en realidad los subleva la existencia de una experiencia socialista que todos los días, con sus resultados a la vista, pone en evidencia la dictadura económica que rige en los países capitalistas y su ausencia de democracia. Entre elección y elección la "democracia" de estos países - como el nuestro - entra en receso para el pueblo y solo la ejercen los representantes electos que - en su gran mayoría - pasan a formar parte de la "clase política" un estamento quasi corporativo de funcionarios que -independientemente de su origen político o ideológico - empiezan a tener más intereses comunes entre sí que con quienes los votaron. Los elevados sueldos, las prebendas del poder, la distribución de beneficios - cargos públicos para "pagar" apoyos y favores políticos, subsidios, franquicias, viajes con sus consiguientes viáticos, etc - son todas cuestiones que hacen que la mayoría de los elegidos por el pueblo cierren filas en una causa común.
La democracia es una forma de vida del ciudadano que es libre y soberano para elegir su destino y el destino de la sociedad. Pero una frase conocida nos dice todo: "el pueblo vota cada cuatro años pero los mercados votan todos los días" , es decir que los dueños del capital deciden sobre el rumbo de la economía, los precios, la demanda laboral, las inversiones productivas, la distribución de la riqueza, etc, es decir, sobre nuestra propia vida, sobre nuestras posibilidades de ser libres.
En el capitalismo y sobre todo en su actual estadío, con una alta concentración de la riqueza, la democracia es una ficción. Es una farsa que se representa periódicamente, donde, se elija al que se elija, nada cambia en términos de poder y de riqueza. Un poco más para un lado, un poco más para el otro, pero el esquema de poder y apropiación de los valores creados por el trabajo humano es siempre el mismo. Cabe preguntarse entonces ¿qué posibilidades de elegir el rumbo a seguir en la vida, de estudiar, de capacitarse y por último a quien votar concientemente, tiene quien nace en la miseria, con una familia desestructurada, subalimentado y con modelos de marginalidad social?. Si no hay justicia social no hay democracia, primera conclusión. En Cuba hay justicia social.
En Argentina, para no irnos a husmear en otros países del mundo donde también sobran (uno que tenemos a mano es Francia), tenemos muchos ejemplos de cómo el pueblo se tiene que expresar por fuera de todos los canales institucionales cuando quiere hacer prosperar su voluntad. Para muestra reciente están la pueblada de diciembre de 2001, la asamblea de Gualeguaychú, las luchas de los petroleros en Santa Cruz, o las masivas marchas contra el fraude en Córdoba.
La segunda conclusión es que no hay canales de participación que permitan cristalizar la voluntad popular en políticas concretas de los gobiernos. Los institutos de la democracia semi directa como el plebiscito, el referéndum o la revocatoria de mandatos, son tan complicados para ejercerse que son una figura decorativa en todas las constituciones del país. En Cuba en cambio, esos canales están abiertos permanentemente porque las organizaciones civiles y los delegados de base son permanentemente consultados y controlados por el pueblo.
Se critica a Cuba por el sistema de partido único. En realidad en Cuba el partido es una guia del proceso revolucionario, un garante del no retorno al capitalismo, pero no participa en las elecciones, no impone sus funcionarios. Los cubanos eligen directamente, entre sus vecinos a sus delegados a las asambleas municipales - algunos tendrán vecinos ilustres como los Castro Ruz u otros nombres notorios - y a partir de ellas se van eligiendo a los representates provinciales y nacionales. No es otra cosa que un sistema de elección indirecta como el que existió casi siempre en nuestro país con la vigencia del colegio electoral.
En las "democracias occidentales" también ocurre lo mismo. Formalmente hay varios partidos, pero en realidad son aparatos electorales que, un poquito más a la izquierda o un poquito más a la derecha, todos coinciden en ser garantes de la continuidad del sistema y terminan administrando los intereses de sus verdaderos dueños. Y cuando alguno se pasa de la raya estos se han ocupado de hacérselos saber con golpes militares o económicos. Así que uno termina votando al que puede mejorar un poco las cosas o al menos peor o porque le gusta un candidato impuesto por la publicidad, pero que siempre termina trabajando para los mismos patrones.
¡Vamos! -dirá mas de uno - ¿te crees que soy gil? - ¿me vas a decir que el Partido Comunista Cubano no influye, no condiciona voluntades? - ¡Por supuesto que sí!, seguramente, pero no más que en las "democracias occidentales" que se hacen a veces con medios más sutiles y otras, con algunos desfachatadamente burdos. Desde las fabulosas sumas de dinero que se ponen en publicidades con las que machacan los cerebros de los electores - cosa que en el sistema cubano está prohibido para promocionar candidatos - y en la compra de votos (se reparte dinero en efectivo, subsidios , bienes, cargos públicos, etc) hasta las amenazas con despidos de la administración pública si no gana tal o cual candidato, el retiro o el alquiler de los documentos para votar que aún se practica en comunidades menos informadas, o el fraude liso y llano como el que ocurrió el 2 de setiembre en la provincia de Córdoba.
Cuando los dueños del poder ven amenazados sus negocios recurren a cualquier método, aun al crimen para evitar que eso suceda - todavía está sin esclarecerse el asesinato del senador cordobés Regino Maders, cuando gobernaba en Córdoba el "Pocho" Angeloz. En las últimas elecciones cordobesas, se pusieron en práctica todas las formas de fraude, comunes por otra parte en las elecciones en la Argentina desde la época de la hegemonía conservadora donde el fraude se hacia en "beneficio" de la Patria. Trampas en la organización del comicio, maniobras para desalentar a los electores, aparición de documentos falsos, compra de votos, actas adulteradas, fraude informático, todo eso con la anuencia y convalidación de la justicia y el poder político. Así la dupla Schiaretti - Campana pudieron ser gobierno de la provincia de Córdoba. Como ellos, pero con mayor repercusión y consecuencias para el mundo, con un fraude descomunal, fue electo George W. Bush en los EE.UU.
¿Quién financia la política en las "democracias occidentales"? Son tantos los recursos necesarios para hacer esas campañas electorales que nadie que no tenga dinero o una organización detrás puede pensar en ser candidato serio a algo. O el candidato tiene dinero - y mucho - o la organización política. ¿Pero de donde sale ese dinero? Si proviene de la fortuna personal, es la demostración de las profundas desigualdades sociales existentes y de que los ricos tienen más derechos políticos que los pobres. Muchos gobernadores se han enriquecido con la función pública y han constituido verdaderos feudos en sus provincias. En ellas ¿ de qué democracia se puede hablar si ellos son dueños de vida y hacienda? Si no hay fortuna personal, los recursos provienen de las empresas, que no donan sino que invierten en la política. Esa inversión les dará seguramente jugosos dividendos al participar luego de los negocios públicos, que por otra parte dejarán otra tajada a los funcionarios para que sigan aumentando su patrimonio y agrandando su aparato electoral. Es decir que de una manera u otra el que paga ese festival es el pueblo con sus impuestos porque las coimas y sobreprecios salen de las arcas del Estado. Y la pregunta de cajón que respondería un chico de segundo grado es: ¿ algún político que ha sido solventado económicamente por las grandes empresas - que quieren y apoyan al país -, se decidirá a dar vuelta la tortilla para que haya equidad y justicia social? En ese sentido eran más justas y legítimas las vías de financiamiento de los grupos revolucionarios de los '70, que "expropiaban" mediantes diversos métodos a los ricos para sostener su acción política. En nuestra democracia la política le saca a los de menores recursos para engordar los bolsillos de los dueños del poder.
Nos estamos refiriendo a la Argentina, pero esto pasa en todas las "democracias occidentales" del mundo. En estos días pudimos leer en los diarios. que tuvo que renunciar el Ministro de Trabajo británico, Peter Hain, por haberse comprobado la "donación" no declarada de más de 136.000 euros de una fundación fantasma al partido laborista inglés. Léase, en muchos casos, lavado de dinero del narcotráfico, operaciones ilegales, tráfico de armas y contrabandos diversos. Y podemos seguir con ejemplos para hacer dulce. ¿de qué democracia hablamos? ¿Con qué cara alguien puede criticar la democracia Cubana?.
Esto no quiere decir que el sistema de partidos no pueda funcionar o que da lo mismo que tener los milicos gobernando. ¡Aleluya que estamos en democracia aunque sea ésta! Pero tenemos que concluir en que sin justicia social, sin equidad, sin posibilidad de vida digna para todos los habitantes por igual, esto es sin libertad, la democracia es una ficción. En este sentido en Cuba hay condiciones materiales para que la democracia sea de mejor calidad que en los países capitalistas, por eso, aunque es perfectible, como toda actividad humana, el sistema electoral cubano es más transparente y democrático que todos los modelos de "democracias occidentales".
De esa forma, democráticamente, Fidel ha sido elegido Jefe del Estado Cubano desde esa fecha y digamos - para desnudar la hipocresia con que se le critican sus años en el poder -que la posibilidad de la reelección indefinida también la tienen en Francia, tanto el Jefe de Estado como su Primer Ministro; en Italia lo mismo; en Inglaterra el Primer Ministro tiene también la opción; en Alemania el Canciller puede ser reelegido cuantas veces gane; en España, Portugal, Eslovaquia, Chipre, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Eslovenia, Grecia, Letonia y Países Bajos. En EEUU hay reelección indefinida en numerosos estados para gobernador al igual que en Argentina y si no los reeligen por algo será. Y eso sin contar a los que - todavía- tienen reyes, algunos de ellos meteretes y bocones.
Así que a la hora de hablar de la "dictadura" cubana, de la falta de democracia y libertades de su pueblo a pensarlo dos veces, que los señores que la denuestan, aborrecen y calumnian, aterrorizados por la idea de que alguna vez los pueblos harán justicia, no crean que somos imbéciles. 

Alberto Hernandez


Para informarse sobre la democracia cubana van estos enlaces:

http://www.bohemia.cu/eleccionesencuba2005/cuestionario7.html

http://www.cubaminrex.cu/mirar_cuba/La_isla/elecciones.htm