La noche de Le Corbusier
En esos breves años de democracia, la facultad de arquitectura de la Universidad de Córdoba tenía un anexo sobre la Av. General Paz que llevaba el nombre del célebre arquitecto franco-suizo Le Corbusier. Allí funcionaba una sencilla imprenta que contaba entre otras máquinas con un mimeógrafo electrónico, todo un lujo para aquellos años. El lugar, al igual que el resto de la facultad era democráticamente usado por estudiantes y docentes en el marco de la fascinante y asamblearia experiencia del Taller Total (1). Allí nos instalamos, ya cayendo la noche, con Alejandra, compañera de la orga, un par de años menor que yo, estudiante de filosofía y fervorosa y reconocida militante, que por entonces llevaba adelante, con más sombras que luces, una pareja con otro de los nuestros con quien convivía. Nuestra tarea era imprimir un volante que debía estar listo para ser repartido a la mañana siguiente, así que apenas instalados en el lugar nos pusimos a trabajar febrilmente. No recuerdo si...