El paredon

Los Niños Rata de la tierra del Genghis Khan
-¡Orden en la sala! - gritó el magistrado enfundado en su negra y larga toga, mientras martillaba con energía su pupitre -¡Orden en la sala! -volvió a repetir. -Que tomen su lugar los acusados.....señor fiscal.....señor defensor......- y prosiguió - damos inicio a la jornada final del juicio seguido contra los políticos, la mafia capitalista, los ciudadanos indiferentes y frívolos de Ulan Bator y por supuesto contra el amo imperial que mete su nariz en todos lados - y haciendo una seña con su mano derecha al fiscal, lo invitó a iniciar su alegato acusatorio.

El fiscal, un hombre alto y joven, se levantó como un resorte y enarcando las cejas comenzó a hablar con enjundia y gesticulando enérgicamente: -Sr. Juez, a lo largo de estas agotadoras jornadas, se ha ido desmenuzando y desentrañando la sórdida y criminal actitud de los acusados. Al ir despojando a estos niños, hoy llamados "niños-rata", primero de un sistema que, podría no ser el mejor - porque convengamos que el comunismo ruso, con su burocracia y su régimen policíaco no era ningún paraíso ¡no señor! - pero mal que mal todos tenían trabajo, casa, comida, educación, salud.... Después vino el capitalismo a salvar a los mongoles de la cárcel rusa, de la mano del imperialismo, con sus empresas y sus negocios, trayendo la libertad individual y la posibilidad de vivir mejor para unos pocos que se enriquecieron a costa de la mayoría. Ud. sabe Usía - dijo bajando la voz y mirando al juez, quien asintió con la cabeza - como es el capitalismo: desigualdad social, la ley del mas fuerte, desocupación, pobreza, ignorancia, consumismo y frivolidad. Miles de familias, destruidas por la miseria, el alcoholismo y la desesperación, abandonando a sus hijos a su suerte. Ud. conoce Usía el rigor del clima en Mongolia; Ud. sabe que en invierno la temperatura llega a descender hasta 50 grados bajo cero; Ud. sabe y el jurado sabe que nadie puede vivir en la calle, mal alimentado, sin abrigo. ¿Qué podían hacer estos niños? se refugiaron en las cloacas de Ulan Bator, donde las aguas servidas y pestilentes le proporcionaron un hogar mas acogedor que la ciudad que no los protegió, que los rechazó y que hoy se avergüenza de ellos, porque es una pústula en sus conciencias. Y estos 4.000 chicos, ¡4.000, señores del jurado! debieron, mendigar, prostituirse, arrastrarse, soportar las frecuentes golpizas de la policía y de cualquiera que se sienta ofendido por su presencia. Y así han muerto muchos de ellos. Esta situación que trascendió periodísticamente hace más de un lustro, todavía persiste a pesar de la labor abnegada que emprendió el padre Gilbert, y otras fundaciones y organizaciones internacionales como UNICEF, pero los gobiernos no acusaron recibo.¡No señor! - y continuó casi sin respirar ante un jurado y un público profundamente conmovido - ¡Son culpables y deben ser condenados con la máxima pena, señor Juez, porque el daño producido a esos niños es ya irreparable, porque es un delito de lesa humanidad, imprescriptible! ¡Se han gastado millones enviando tropas a Irak, Afghanistán y Kosovo en una actitud de servilismo a las políticas imperiales de los EEUU y no hay presupuesto para resolver esta situación! Hace un par de años vino George W. Bush a Mongolia. ¿Alguno de los presentes piensa que se conmovió por la realidad social y esta lacerante herida de la humanidad a cuya responsabilidad su país no puede escapar ya que ellos han promovido el capitalismo salvaje, con dictaduras, guerras y chantajes económicos? No, el Sr. Bush vino a cuidar sus intereses en Asia; a ver que Chinos y Rusos no le saquen ventajas. ¡Es culpable y también pido la mayor condena para él!

El joven fiscal hizo un momento de silencio, dejó los apuntes en su pupitre, respiró hondo y mirando lentamente uno a uno a los integrantes del jurado, dijo con voz grave y pausada, marcando cada palabra:- Señores del jurado, pido para los acusados que se aplique el máximo rigor de la ley; pido que sean fusilados sin compasión, pido una ejecución ejemplificadora como única forma de lavar este pecado de Ulan Bator, Uds. tienen ahora la justicia en sus manos.

Terminada la alocución, el joven se sentó en su sitio mientras el Juez indicaba al Defensor que hiciera su alegato.

El abogado defensor era una persona madura, de físico menudo y medio encorvado, que mostraba signos de agotamiento en su rostro y marcadas ojeras. Caminó lentamente hacia el centro de la sala y dirigiéndose al Juez le dijo: -Sr. Juez, Ud. sabe que nadie ha querido defender a estos canallas, que soy un defensor de oficio porque la ley así lo exige, que ya me ha tocado un caso similar anterior y por eso dejo sentada mi protesta, porque entran en contradicciones mis deberes profesionales con mis sentimientos humanos, con mis convicciones, así que Ud. deberá perdonarme y comprender que ante la abrumadora cantidad de pruebas que ha ofrecido la parte acusadora, yo no tenga respuestas. Es por eso que al igual que la vez anterior voy a estar de acuerdo con el fiscal: estos tipos no merecen piedad ni justicia, así que acuerdo con que sean condenados. Gracias por escucharme.

Dicho esto, se sentó el abogado - que parecía ya más aliviado - mientras el jurado se retiraba a deliberar. A los 10 minutos volvieron todos e informaron que habían decidido declarar la culpabilidad de los acusados. Inmediatamente el Juez dijo con voz alta, tratando de hacerse oir por sobre el bullicio y los festejos de los presentes: -Los acusados son condenados a ser fusilados a las 19 hs. de mañana en El paredón de Utopicón, abierto a todo el público, con 6300 balazos, 6 tiros de obús y finalmente apedreados, por las dudas; el registro de voluntarios para los pelotones y apedreadores se abre inmediatamente y quienes deseen participar pueden anotarse con mi secretario aquí mismo - seguidamente dio tres golpes firmes con su martillo y finalizo: ¡Es justicia!

Mientras el Juez se retiraba de la sala y la gente se atropellaba por inscribirse como verdugos, el joven fiscal pasaba una mano sobre el hombro del maduro abogado defensor mientras lo invitaba a brindar por la justicia con una copita de buen vino.

AL ber TO

Los fusilados de hoy:
Los culpables de esta atrocidad:
Los Niños Rata













A la izquierda. la pequeña Erdenechimeg, «Adorno Precioso» en mongol, sale del alcantarillado donde vive en Ulan Bator. Al fondo, asomando de otro agujero, su hermano Nyamdavaa, de 15. En la foto de la derecha, Sukhbaatar, de 17 años lleva una década viviendo bajo tierra. Es uno de los líderes de una banda niños rata.



Para mayor información sobre los Niños Rata ir a

http://www.elmundo.es/cronica/2001/CR285/CR285-04.html

http://zolsaihan.blogspot.com/2005/01/nios-rata.html

Comentarios

Steki dijo…
First, again.
Hola amigo, por supuesto que a estas horas (20.42) del día domingo no puedo ponerme a leer tan interesante historia.
Corro el riesgo de ser ejecutada por el prosecretario de la Redacción.
Suena impresionante.
BACI, STEKI.
Alberto dijo…
La verdad que duele. Que los seres humanos seamos capaces de semejante cosa, no deja muchas esperanzas de rehabilitacion del género. Yo sigo luchando pero...la verdad es que voy a tener que pedir una provision extra de municiones para terminar con los canallas que andan caminando impunemente por ahi. Si fuera en serio y no ejecuciones virtuales como estas...No se. Ante estas cosas no puedo esconder el odio que me provocan.
Steki dijo…
Me quedé helada.
No conocía esto.
Claro que dan ganas de salir y matar a todos.
Contá conmigo!
BACI, STEKI.

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