Mi tío el marxista
Colaboraciones
Por Gaby
“El hombre propone y dios dispone” dice el viejo dicho. Por eso creo que en mi vida aprendí un poco esto de "será lo que deba ser, y pasará lo que tenga que pasar".
Mi tío, el marxista, siempre fue muy bohemio. Era rosarino de nacimiento y porteño por adopción pues creo que a los cinco años ya vivía en la capital.
Trabajaba en forma independiente, iba a bailar todas las semanas, era jugador de billar, estudioso de ajedrez y por muchos años aficionado a las carreras de caballo.
Era todo un personaje.
No tenía seguro, no aportaba a sistema de jubilación alguno, almorzaba o cenaba afuera al menos una vez al día y vivía con lo justo, pues siempre fue más que generoso. Por esas razones yo tenía una leve inclinación a preocuparme por su futuro en lo que algunos llaman "la tercera edad".
A los 58 conoció a la mujer número... (supongo que algo así como 555), y se enamoró. Se enamoraron uno del otro apasionadamente. El se fue a vivir con ella, y estaba muy felíz; tocaba el cielo con las manos.
Hacían chiquilinadas, iban al parque, se hamacaban, jugaban a las escondidas, al gallito ciego y cuando se encontraban se abrazaban, se mimaban. ¡Estaban tan contentos los dos!
Un sábado me llamó para contarme que tenía turno con el cardiólogo el lunes, que Carolina quería ir a bailar, que nunca se habia sentido tan felíz, tan bien...
El domingo fue horrible para mi, tuvo un infarto bailando y se fue de este mundo.
Era el único familiar que me quedaba, y...me culpé por haberlo alentado a que vaya. Pero en ese momento, mi ex suegro, que simpatizaba mucho con él - porque tenía una memoria privilegiada y podia contar chistes durante las horas que le pidieras - me consoló diciendo que había partido como él quería.
Mi ex cuñada, que anda por los cuarenta y tantos ya tiene paga su tumba.
Y yo me preguntaba sobre el futuro de mi tío, mientras él no se hacía preguntas y vivia feliz su fiesta diaria.
Esta historia termina con que mi tío, el marxista, vivió, celebró y nunca pensó en su futuro, al menos en una forma "occidental o capitalista", como él decía.
O tal vez sí: “ser feliz”.
Hoy tomé el taxi, iba segura con la dirección y estaba equivocada, el comercio al que me dirigía ya no estaba mas ahí.
Por Gaby
“El hombre propone y dios dispone” dice el viejo dicho. Por eso creo que en mi vida aprendí un poco esto de "será lo que deba ser, y pasará lo que tenga que pasar".
Mi tío, el marxista, siempre fue muy bohemio. Era rosarino de nacimiento y porteño por adopción pues creo que a los cinco años ya vivía en la capital.
Trabajaba en forma independiente, iba a bailar todas las semanas, era jugador de billar, estudioso de ajedrez y por muchos años aficionado a las carreras de caballo.
Era todo un personaje.
No tenía seguro, no aportaba a sistema de jubilación alguno, almorzaba o cenaba afuera al menos una vez al día y vivía con lo justo, pues siempre fue más que generoso. Por esas razones yo tenía una leve inclinación a preocuparme por su futuro en lo que algunos llaman "la tercera edad".
A los 58 conoció a la mujer número... (supongo que algo así como 555), y se enamoró. Se enamoraron uno del otro apasionadamente. El se fue a vivir con ella, y estaba muy felíz; tocaba el cielo con las manos.
Hacían chiquilinadas, iban al parque, se hamacaban, jugaban a las escondidas, al gallito ciego y cuando se encontraban se abrazaban, se mimaban. ¡Estaban tan contentos los dos!
Un sábado me llamó para contarme que tenía turno con el cardiólogo el lunes, que Carolina quería ir a bailar, que nunca se habia sentido tan felíz, tan bien...
El domingo fue horrible para mi, tuvo un infarto bailando y se fue de este mundo.
Era el único familiar que me quedaba, y...me culpé por haberlo alentado a que vaya. Pero en ese momento, mi ex suegro, que simpatizaba mucho con él - porque tenía una memoria privilegiada y podia contar chistes durante las horas que le pidieras - me consoló diciendo que había partido como él quería.
Mi ex cuñada, que anda por los cuarenta y tantos ya tiene paga su tumba.
Y yo me preguntaba sobre el futuro de mi tío, mientras él no se hacía preguntas y vivia feliz su fiesta diaria.
Esta historia termina con que mi tío, el marxista, vivió, celebró y nunca pensó en su futuro, al menos en una forma "occidental o capitalista", como él decía.
O tal vez sí: “ser feliz”.
Hoy tomé el taxi, iba segura con la dirección y estaba equivocada, el comercio al que me dirigía ya no estaba mas ahí.
Comentarios
Qué linda historia!
A pesar de que para vos es algo triste, en realidad, yo la siento como algo maravilloso.
Porque para nosotros, los cincuentones, el amor se puede sentir como de adolescente.
Adolescemos de amor en todas las edades.
A los cincuentones se nos acelera el corazón esperando un llamado, se nos derrite el corazón con un beso y todo lo que le puede pasar a cualquier persona enamorada, sin importar la edad.
Yo soy de las que siempre le encuentran la parte positiva a lo que nosotros creemos que no lo es.
La contraparte.
Aunque por breve tiempo, tu tío, fue muy feliz con su amor y lo vivió con total intensidad.
Como debe ser.
Dio todo de sí y recibió todo de ella. Qué mejor?
No sabemos lo que la vida le tendría deparado si hubiera vivido después de un infarto.
Tal vez hubiera quedado mal, incapacitado o vaya a saber uno cómo.
Pero bueno, su destino era otro.
Muy linda tu historia!
Gracias Alberto por compartir con nosotros a tus invitados.
BACI PER TUTTI, STEKI.
Por suerte no hay fecha de vencimiento para esto,la vida tiene caminos sinuosos e impensados,el tuvo el coraje de ser felíz y de entregarse a todo...
Un beso! Gaby
Últimamente no hago más que conocer gente maravillosa que vive sin pensar en los seguros, en las posibles enfermedades, en lo que dirán los demás, en qué comemos mañana, en cuidarse ( de qué??)para así durar más.... (para qué??)
Y creo que me está haciendo bien, digamos que se amplia muuuucho la capacidad de disfrutar.
Steki sabe, ella también es una de esas personas.
besos
El futuro lo es.
Gocemos del presente de la mejor manera en cuanto a cualidad / calidad y adelante!!!
Un beso,
Gaby