Treinta y siete años después, el León vuelve a rugir
El partido final se había desarrollado hasta allí en forma muy equilibrada, al igual que la primera final jugada en Pasto cuatro días antes. Los pastuzos juegan bien, toque y toque, pero no lastiman. El estadio de bote a bote, pintado de color rojo, por el Deportivo Pasto y más rojo por los Cardenales de Santa Fe que en las tribunas aguantan con la emoción contenida, contando los años, los meses, los días, horas y minutos de abstinencia de festejos ligueros. Fue en el minuto 71, en ese instante, cuando el empeine del pie derecho, ese pie mágico del argentino Omar Pérez, capitán e ídolo de la hinchada del Expreso Rojo, envió un tiro libre en una parábola exacta para la entrada de Jonathan Copete, quien le puso el idem a la jugada con un soberbio cabezazo al segundo palo. La pelota se anidó en la red y explotó el estadio, se desató la alegría, la emoción y el llanto tanto tiempo contenido. Los pastuzos se derrumbaron y prácticamente hasta el final solo fue un trámite interminable ha...