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Mostrando las entradas de noviembre, 2013

Un espíritu travieso

En casa se pierden las cosas. Desaparecen, se esfuman de los lugares donde deberían estar, de los sitios habituales. Y uno pierde minutos, horas y a veces días buscando. No duerme pensando donde podría haber dejado eso. Repasa cada movimiento desde el instante en que recuerda que estuvo en sus manos por última vez; o en sus pies, o en su cabeza o en sus hombros. Hace el recorrido lógico y mira en detalle, escarba, mueve y remueve libros, adornos, papeles y repite “aquí debería estar”, “aquí lo dejé”, “en este lugar lo vi por ultima vez” y cada vez se pone más y más nervioso ; levanta la voz, gesticula, putea, blasfema, patea zócalos y no entiende como puede ser. Se sienta, cavila, enumera las acciones realizadas con los dedos de la mano izquierda y se dispone a repetir cada paso. Así hasta que se cansa, entonces busca en lugares imposibles como el baño, la heladera, el patio o abajo de los muebles como para no dejar sin cubrir alguna posibilidad de haber realizado una maniobra o un r