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Mostrando las entradas de abril, 2007

Cecilia, amiga del duende de las palabras.

Palabras. Las hay bellas, sonoras, secas, terribles, olorosas, alegres y tristes. Hay palabras que nos golpean, que nos ofenden, otras que nos halagan, que nos homenajean, lisonjeras, suaves, musicales que acarician el alma. Las hay profundas y cavernosas y también livianas, volátiles, etéreas. Las palabras tienen magia, encanto, vida y responden a un duende que las ordena o las desordena, las reinventa, crea nuevas y las pone a circulación. Las va hilando armoniosamente para expresar cabalmente una idea, un sentimiento, una experiencia de vida o las ficciones que pueblan nuestra mente. A veces el duende no está en su día, se fue a pasear o simplemente juega con nosotros y las palabras se vuelven rebeldes, se esconden traviesas y no las encontramos, se deforman y se hacen pasar unas por otras. Entonces salen frases sin sentido, incomprensibles, infieles a nuestros pensamientos, equívocas, mediocres, inarmónicas, de las que no podemos sentirnos satisfechos. Es indudable que el que quier